sábado, 30 de agosto de 2014

MUJER SIN NOMBRE



MUJER SIN NOMBRE

(A ti, mujer, cuyo nombre
No dijiste porque no te acordabas
O por que querías, que yo solo
Te recordara por tu inmenso valor
 a ti mujer que la vida tan mal te trato)
          MUJER
Como avecilla que cayera del nido,
Sin apenas plumaje, sin poderse valer;
Con peligro inminente de ser devorada,
Fuiste a la Ciudad, no siendo aún mujer.
Te pusieron amos y trabajo duro,
Y para jugar, cual era tu edad,
Cuidaste unos niños, tiranuelos blandos,
Redondos y conchos “hijos de papa”.
Los platos, el piso, los guisos, la compra,
El timbre en la puerta, el sucio orinal,
Borrar las pisadas que deja en la alfombra,
El amigo amante de aquella mamá.
Los jueves salías a dar un paseo,
Y deambulabas, en tu soledad,
Hasta que encontraste otras avecillas,
Que cual tú, anhelaban, alguna amistad.
Las gentes del barrio te menospreciaban;
Te llamaban  “churra”, y en tu deambular,
Sólo conseguiste poder codearte,
Con algún que otro traje militar.
Y tú que añorabas, allá en la distancia,
El amor materno… tu pueblo natal…
Por volver un día… por guardar dinero…
Creíste en el amo… y te salió mal…
El dedo del ama señaló la puerta,
Lengua viperina, cual amarga hiel,
Que, olvidando, ingrata, sus mil y un pecados,
Por tan solo uno, te arrojo al burdel.
Tu historia es la historia de pos-guerra cruel,
Pudiste ser buena, tener tu marido,
Y en el pueblo amado, soñado, querido,
Ser amante madre y esposa fiel.
Enferma, cincuentona, rota el alma,
Pingajo del hampa, furcia sin cartel,
Ya no te incomoda que te llamen “Fulana”,
¿Qué importa ya el nombre, ni el cuerpo, ni nada,
Si  “pude ser buena”, ni del pueblo aquel….?
Ya solo te importa vivir cada día,
Comerte un mendrugo en cualquier portal,
Y si Dios lo quiere, y con mucha suerte,
Morirte en la cama de algún hospital…
Y solo le rezas a  tu Dios cada día 
Para que la vida no le de, a otras
 Mujeres una vida igual, de triste final
 Francis facón

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