Yo siento el dolor
Yo siento el
dolor
del hermano caído,
a quien nadie ayuda
a llevar su cruz.
Y siento la
angustia
del que anda perdido,
sin que entre en su alma
un rayo de luz.
Del pobre
ambulante
que no tiene nido,
y nadie le espera
en ningún lugar.
Siempre caminante,
sin rumbo previsto,
yo siento el vació
que le ha de embargar.
El dolor de la
viuda;
del hambriento el bostezo;
del niño sin padres
a quien pedir pan.
Del enfermo perpetuo
que perdió la alegría,
y sabe muy cierto
que no ha de sanar.
Yo siento
dolor
por el rico engreído
que un día nefasto
todo lo perdió.
Y siento el dolor
del lejano emigrante,
que, en busca del pan,
del hogar se alejó.
Yo siento
dolor
por el hombre envidioso,
que anhela lo ajeno,
sin considerar.
Que tiene allá adentro
inmensos tesoros
que siempre se encuentran,
con solo buscar.
Pero más que a
todos,
a quien compadezco,
es al que no siente
el ajeno dolor.
Y vive tranquilo
matando los días
sin tener amigos
sin tender la mano.
Sin sentir Amor,
pues no conoce
el regalo mayor.
Francis Falcón.
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